La crisis mundial que comenzó en la primera década del siglo
XXI fue la responsable de acabar con el mundo tal y como lo conocíamos, EEUU se
arruinó, y eso fue lo que prendió la mecha para que el mundo estallara en mil
pedazos. Al verse débiles los estadounidenses empezaron a presionar política y
militarmente al mundo, sus enemigos se crecieron y atacaron sin piedad, Corea
del norte y los radicales islámicos iniciaron un ataque que llevó a la última guerra
mundial, fue entonces el cuatro de julio de dos mil trece cuando Estados Unidos
y Corea del Norte intercambiaron finalmente sus armas nucleares y medio planeta
quedó arrasado.
Europa se colapsó y no pudo sostener lo que quedaba del
mundo, África incurrió en la mayor de las miserias, Australia se aisló del
mundo cerrando todas las comunicaciones y América del sur no tuvo mejor suerte
que Europa. Pero China y Japón se mantuvieron al margen, manteniendo su pequeña
guerra fría, finalmente el trece de octubre del año dos mil dieciséis firmaron
un acuerdo de paz, llegado a manos de importantes empresarios cuyo resultado
fue la creación de la mega-corporación JA-NA Corp.
La crisis trajo la guerra, la devastación, el hambre y la
pobreza, pero esta unión chino-japonesa resultado de la avanzada ingeniería
japonesa con los bajos costes de producción chinos trajo consigo grandes avances
en medicina y cultivos. Construyeron nuevos hospitales mejor equipados e
implantaron innovadoras técnicas para la curación de enfermedades, nos dieron
los grandes avances en cibernética, nos dieron el futuro que veíamos en el cine
y leíamos en los libros. Crearon infraestructuras para purificar y repartir el
agua, creando nuevas zonas de cultivo inteligente en lugares yermos sin vida,
JA-NA Corp. creció exponencialmente, hizo subir las acciones de bolsa y empezó
a devolver al mundo el esplendor de antes de la guerra, salvó el mundo… y lo
privatizó.
Poco a poco fue adquiriendo almas, pues los brutales
beneficios ya no eran suficientes, pronto su deseo de hacer un mundo mejor
quedó corrompido por la sed de poder. Las administraciones públicas fueron absorbidas
mediante opa hostil como si de una empresa de la competencia se tratara y
finalmente la corrupción quedo incrustada en un sistema que se volvería cruel
con el menos afortunado.
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