Como cada día, llego a las cinco del ciclo de
tarde a la estación, camino hasta la plataforma del extremo opuesto y me coloco
en el centro de la misma. Desde allí contemplo el bullicio del lugar, lo normal
es que las personas que más corren son los que cogen el tren de la línea siete al sector Delta 07,
pues la frecuencia es menor para esa zona.
La estación tiene quince vías por donde circulan
otras tantas líneas para viajeros, que además comparten otras dos líneas exprés
y los trenes regulares de mercancías de los sectores exteriores regulados.
Esta estación es de los lugares más bellos,
andenes amplios y señalizados para canalizar el tráfico de gente, grandes columnas
forradas en aluminio blanco, suspendidas en el aire hay dos pasarelas elevadas en los extremos de
los andenes. A mi izquierda una proyección holográfica corta en diagonal la
estación y podemos ver una imagen estática de nuestra presidenta y sobre
nuestras cabezas un techo abovedado que hace reflectar la luz de los focos.
La vida en la estación fluye por todas partes.
Los andenes no están nunca vacíos, hay gente que viene a pasear, leer, dibujar
inspirándose en sus formas y gentes. En la pasarela de enfrente veo el trasiego
de ciudadanos que entra y sale de las tiendas, y los técnicos que están
reparando una rampa de luz. La primera que existe en la ciudad, y que está en
esta maravillosa estación.
Me gusta pasar un rato aquí antes de volver a
casa, puedo perder ciclos enteros mirando el ir y venir de los trenes.
Solo a las últimas horas del ciclo de tarde se
puede ver cierta disminución de personas en la estación, entonces entra en
“modo nocturno” en el que la iluminación se vuelve algo más tenue y las tiendas
ya cierran, aunque los trenes no dejan
de circular en ningún momento.
Por estas vías pasan diversos tipos de trenes.
Un tipo de tren con dos pisos para los sectores del sur y otro más moderno que
se dirigen a los sectores más al norte.
Los trenes regulares son trenes eléctricos muy
pesados que circulan por el sistema de vías tradicionales. Son los más
ruidosos, con la partida se pueden escuchar los lamentos de los motores
eléctricos que se activaban uno detrás de otro, y en las llegadas los frenos
chillan al frotar metal contra metal. Los trenes Express que van al norte circulan
sobre un raíl magnético, son elegantes y lujosos, de formas redondeadas y
sinuosas. Para estos trenes hacía falta un pase especial, sólo son tres líneas
pero los intervalos regulares y muy precisos mueven con fluidez y sin agobios a
los viajeros que los frecuentan, haciendo que los trenes no lleven más gente
que plazas sentadas disponen
Por su armonía ordenada y sutil belleza, lo
más extraño de esta estación es el andén cero, a la derecha de mi posición. Una
vía muerta elevada que la gente tiende a ignorar. Desde donde estoy se ve que
una compuerta tapa la boca del túnel dejando el tren aislado en el andén. Esta
zona es un misterio, no tiene acceso público y los horarios no se corresponden
a un patrón como el resto de trenes.
También el tren es distinto, no es eléctrico,
por lo que pude averiguar, se trata de un tren TAF 9522 un tren automotor
Diesel de origen italiano del año 1952. Este tren usa un combustible derivado
de una sustancia extinta llamada petróleo. Los que dicen haberlo visto,
comentan que es un tren que sube al exterior, pero eso es imposible, no hay
nada allí arriba. Suele llegar en los ciclos de noche cuando los ojos no se
fijan tanto, dicen que aparece siempre cubierto por una espesa capa de polvo
negro.
¿Qué hace un tren tan viejo funcionando aún?
El combustible fósil con el que aseguran que se mueve ya se agotó, Muchos son
los misterios que lo envuelven.